¿Sabías que las preguntas que te haces revelan tu verdadero ser? Descubre cómo invertir en las preguntas adecuadas puede transformar tu vida.
La importancia de las preguntas en el aprendizaje y el autoconocimiento.
Invertir en preguntas poderosas es la clave para tomar decisiones más conscientes y conocer mejor nuestras motivaciones y objetivos.
La UNESCO llama a generar un nuevo constructo sobre el propósito y los medios de la educación, para que ésta pueda fungir como medio real para que las personas seamos capaces de impulsar el desarrollo sostenible.
Consulta el artículo original en SUSTENTABILIDAD EN ACCIONES aquí.
¿Qué hace falta para que una persona y una comunidad puedan conservar y regenerar el territorio, el suelo, los mares, ríos y lagos, el aire y la biodiversidad?
¿Qué se necesita para transformar los sistemas de alimentación, producción, consumo, entretenimiento y desigualdad en los que está inmerso el orden mundial?
Y sobre todo, ¿Qué hace falta para crear un presente y un futuro sostenibles?
Cuando nos hacemos preguntas significativas, abrimos la puerta al aprendizaje y al crecimiento personal.Invertir en preguntas es invertir en nosotros mismos. Cada interrogante nos acerca al autoconocimiento y a un aprendizaje más profundo.
Mucho más que conocimientos, sin duda: ¡habilidades verdes!
Cómo las preguntas fomentan el aprendizaje continuo y el autoconocimiento.
Desafía tus preguntas y descubre tu verdadero ser, para hacer realidad la educación para el desarrollo sostenible (EDS), se propone acciones en cinco áreas clave: reorientar la política pública educativa, transformar los ambientes de aprendizaje, construir las capacidades de las y los educadores, empoderar y movilizar a las juventudes, y acelerar acciones a nivel local.
A este deseo y capacidad de transformar positivamente la realidad, se le llama agencia. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) la define como la capacidad de ponerse una meta, reflexionar y actuar de forma responsable para efectuar un cambio.
La agencia es necesaria si se desea vivir una vida con propósito. En todos los casos, se requiere de aprendizajes fundamentales de matemáticas y lengua, pero ante el escenario del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y los entornos tecnológicos, es indispensable propiciar una sólida conexión y encuentro con la naturaleza, el propio territorio y sumar una sólida alfabetización científica y STEM (por sus siglas en inglés Science, Technology, Engineering and Mathematics).
El desarrollo de la agencia, en el escenario de la EDS, requiere de una sensibilidad especial. No se trata sólo de saber, o comprender, tampoco de estar en condiciones de poder hacer. Se trata de que, además, de verdad importe lo suficiente para movilizarse localmente con empatía y solidaridad.
La agencia incluye, por un lado, competencias como el pensamiento sistémico, el pensamiento crítico y la resolución de problemas con creatividad, y por otro, la conformación de una identidad segura, autónoma y solidaria. Implica desarrollar un profundo sentido de pertenencia, además, habilidades socioemocionales como la capacidad de construir relaciones positivas, de colaborar y tomar decisiones responsables. La agencia se cultiva desde la infancia temprana, y se consolida poco a poco a lo largo de toda la vida. Se puede decir que la agencia solidaria es vital para el desarrollo sostenible, y componente esencial de las habilidades verdes denominadas green skills.
¿Pero cómo se desarrolla?
Una estrategia concreta es a través del aprendizaje basado en proyectos (ABP), en su versión rigurosa y de calidad, y subrayando la “A” de aprendizaje. Toma diferentes formas, pero se ve como algo así:
Brenda tiene 17 años y mientras camina por los pasillos de su escuela explica orgullosa a un grupo de educadores los proyectos de los que ella o sus compañeros han sido parte, expuestos casi como obras de arte, y que son el orgullo de la comunidad escolar. Se emociona contando que desea abrir espacios para que más personas disfruten y aprendan al aire libre.
Desde segundo grado asiste a una escuela inmersa en la cultura del ABP, y recientemente fue admitida en una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos.
Juan fue a la misma escuela, y cuenta cómo un proyecto en donde analizaron el ADN en células cancerígenas le ha movido a proyectarse en el campo de la biomédica en un futuro cercano, aunque, el que más le impactó, fue aquél que realizaron hace dos años, en el que revisaron el expediente legal de una persona presa logrando movilizar su liberación.
Afuera, está un grupo de jóvenes, que crearon una guía lúdica para visitantes del Cañón del Tecolote, con el fin de que la comunidad lo conozca y puedan así interesarse en proteger este hábitat local en riesgo.
Mientras tanto, en Apodaca, México, Marifer y Ramiro son parte de un club escolar que han organizado voluntariamente, y lideran un equipo de estudiantes de secundaria de su comunidad, pues quieren compartir con ellos su pasión por la robótica también utilizando principios del ABP.
¿Qué tienen todos en común?
Una pasión descubierta que los mueve genuinamente, adultos que permiten que esa voz propia vaya surgiendo, escuelas o programas educativos en donde desarrollan las competencias concretas para ponerse en acción en el territorio, con fundamento, apoyo y en colaboración, suficientemente flexibilidad para que nazcan aspiraciones genuinas y diversas.
Cuando la atención se pone en el producto final, se vuelve a caer en la dinámica de producción-ganancia-competencia, pero cuando se centra en el proceso, se convierte en una experiencia de encuentro profundamente creativa, colaborativa y regenerativa.
Es decir, regenera el por qué se aprende, la manera en que se aprende, de dónde proviene el conocimiento, cómo se articula y lo que se puede hacer con él. Pero, sobre todo, cambia por completo la mentalidad sobre lo que se es capaz de hacer en la propia realidad y cómo esta posibilidad se potencia conectada con los demás. Les convierte de consumidores a transformadores de la realidad.
Esto es, a mi parecer, de la mano de verdaderas oportunidades de encuentro con el entorno natural que permite nuestra subsistencia, las personas y los saberes, la semilla del verdadero desarrollo sostenible.
La mayoría de las niñas, niños y jóvenes experimentan preocupación, miedo, y ansiedad frente al cambio climático. Así que considero que estas experiencias deben ser realistas, habilitadoras y optimistas, nunca fatalistas ni punitivas.
Frente a las profundas desigualdades sociales y las consecuencias socioambientales, plantearía: ¿tendría sentido la educación en este siglo XXI, si no habilita para conservar, proteger y regenerar las relaciones que tenemos con los organismos vivos, y los sistemas, incluidos nosotros mismos y nuestras comunidades?
Sé parte del cambio, desafía tus preguntas y descubre tu verdadero ser- Apóyanos!